El pasado 18 de marzo, la Federación de Judo de Chile (FEJUCHILE) aprobó de forma unánime la adopción del ´´Protocolo general para la prevención y sanción de las conductas de acoso sexual, abuso sexual, discriminación y maltrato en la actividad nacional«.
El día de hoy, 29 de abril, el Instituto Nacional de Deportes de Chile aprobó el procedimiento de adopción de la FEJUCHILE, y habilitó a nuestra institución en sus registros. Esto trae consigo, la responsabilidad de ejecutar acciones concretas respecto al cumplimiento del protocolo y, por consecuencia, la Federación podrá ser beneficiaria del financiamiento, por parte del Ministerio del Deporte, para la ejecución de su Plan Estratégico Institucional.
En la Asamblea realizada en marzo, además de adoptar el nuevo protocolo que otorga mayor seguridad a los partícipes de la práctica del judo chileno, los clubes asociados a la FEJUCHILE también se eligieron a su ´´Responsable Institucional«, cargo donde resultó electa doña Paulina Gutierrez Medina del Club My Garden. Su suplente, será doña Jessica Hernández González, del Club de Judo Casablanca.
En esta entrevista, Paulina, egresada de la carrera de Derecho de la Universidad de Chile en vías de titulación y Cinturón Azul de Judo, nos entrega su visión sobre lo que se viene en materia de prevención y promoción del respeto en el deporte.
¿Cómo recibe la nominación de ejercer como Responsable Insitucional?
Me cayó por sorpresa la verdad, ya que cuando don Marcelo Simian, presentó el protocolo en una capacitación de la FEJUCHILE, fui bastante crítica del texto y esto, porque los principales involucrados no participamos en su elaboración, entonces lo encontré poco democrático y muy genérico. No obstante a esto, lejos de quedarme solo en el aspecto crítico, decidí formar parte activa en el asunto. Ser la voz de las propuestas y soluciones, ejerciendo un rol de ´´cambio« en mi experiencia como judoka, mujer y persona. Es en este contexto, que cuando recibo la llamada de la presidenta de la federación, para proponerme en la nominación, no dude, es más, lo vi como una gran oportunidad.
Se nos viene un inmenso trabajo por delante y asumo esta función como crucial para cambiar el paradigma del judo chileno, desde ajustarnos a los procedimientos que la ley contempla para sancionar conductas indeseables, hasta actualizar y modernizar nuestros procedimientos internos a las formas que los tiempos nos exigen. Es un desafío jurídico y personal, que enfrento con total responsabilidad y motivación.
¿Qué relevancia tiene para usted el Protocolo general para la Prevención y Sanción de las conductas de Acoso Sexual, Abuso Sexual, Discriminación y Maltrato en la Actividad Nacional?
Dividiré la respuesta en dos aristas, la primera ético-moral y luego eminentemente jurídica.
En primer lugar, creo que ´´relevancia« es una expresión que queda pequeña para la importancia que tiene, en mi opinión, estamos dotando a la actividad deportiva de un elemento fundamental en cualquier proceso humano, la dignidad. No estamos desnaturalizando la práctica deportiva ni exigiendo ´´neoderechos«, estamos dando un piso de actuación mínima para que los deportistas y todos quienes intervengan en él, desarrollen sus aptitudes y competencias en el marco de valores mínimos de cualquier sociedad moderna, el respeto y la dignidad humana; Confiando en que si existiese alguien que quebrante este orden, los procedimientos y orgánicas internas funcionarán en post de la protección y resguardo de quienes vean afectada su seguridad.
Este es un mandato moral, que la función en sí misma nos encarga, por eso nadie quien nos requiera, quedará sin protección. Todos nuestros recursos se abocarán en ello y no por obligación sino por una forma del deber ser.
En segundo término, la importancia de incorporar y adoptar el protocolo a nuestra reglamentación, es también el cumplimiento de un deber legal, manifestada en la Ley 19.712 (ley del deporte), 20.919 (que regula las sociedades anónimas deportivas), 20.686 (que crea el ministerio del deporte) y el Decreto Supremo N° 22 del mismo ministerio que trata la materia, además de las diversas normas que contempla nuestro ordenamiento jurídico. En este sentido, la obligatoriedad del cumplimiento del protocolo nace también de la ley.
Aquí es fundamental hacer mención al ´´incentivo-sanción« que contempla la norma, siendo de tal relevancia su adopción, que aquellas instituciones (en sentido genérico, pues esta expresión incluye a los clubes como entes individuales) que no lo incorporen en sus orgánicas internas, no podrán postular a los fondos que el IND dispone anualmente. En ese sentido, el llamado es a que todos los clubes lo incorporen en sus reglamentos internos, pues de lo contrario la ley los ´´castiga«, vetándolos de las postulaciones a financiamiento público. La intención de la ley es clara, propender
a un bien mayor, la protección de todas y todos en la actividad deportiva.
¿La realidad de nuestro deporte exige modificaciones para contextualizar la aplicación del Protocolo?
Luego de un análisis al Decreto 22 y la Ley del Deporte, el protocolo por sí solo queda al debe en varios sentidos, desde analizar cuestiones muy generales a simplemente obviar por ejemplo, el reconocimiento a la identidad de género. Por otro lado, aspira a situaciones poco reales en la práctica, como por ejemplo contar con espacios diferenciados (ej: camarines, salas de musculación ,etc) para hombres y mujeres, en circunstancias en que sabemos que las realidades de los clubes de Judo muchas veces alcanza solo para la mantención de un dojo. Se cree que separando a los deportistas se evitarían situaciones, en circunstancias en que nuestro deporte tiene como premisa la interacción con un otro. La expectativa dista mucho de la realidad. En este sentido el protocolo colabora con la prevención, tiene ´´buenas intenciones«, pero supone ilusoriamente que los clubes cuenten con mayores recursos, haciéndolo bastante estético en papel. La pregunta entonces que surge es: ¿Qué es más conveniente para la prevención de las conductas que sanciona el protocolo? ¿Cambiar la infraestructura de un club o las intenciones maliciosas de las personas? Lo dejo a la reflexión del lector.
Y a la pregunta en concreto, por supuesto que hay que hacer modificaciones al protocolo para aplicarlo a nuestro deporte, por lo que también incluiría a nuestra orgánica interna, que deberá en consecuencia ajustar su reglamento a lo que el contexto exige. Con ello, esperamos la participación de todos los actores para su modificación, intentaremos aspirar a todas las realidades y reglamentar cuestiones concretas que se desarrollan en el judo, como por ejemplo, los pesajes, las competencias, entrenamientos en concentración etc. De allí que los procesos de consulta serán fundamentales para poder complementar esta tarea, y desde ya los dejo invitados a participar.
¿Cuáles son los pasos a seguir con respecto al protocolo?
Como señalé, el camino aún es largo y, agrego, incierto. Aún falta la ratificación del IND de la adopción del protocolo como federación y luego que emitan un reglamento donde expliciten las facultades concretas y procedimientos en detalle que se desarrollaran por el responsable institucional (esto saldrá en las próximas semanas). Aquí es dable mencionar que no somos jueces, solo somos intermediadores de los antecedentes que se nos presenten, no obstante, cada vez que los antecedentes lo requieran, cumpliremos nuestra obligación de poner a disposición de la justicia ordinaria conductas que puedan revestir el carácter de delito.
Una vez cumplidas las formalidades del IND, resumiría nuestro proceso en tres bloques: el primero de ellos, consistirá en una rueda de capacitaciones dirigida a todos los que participan en el judo, incluyéndonos. Aquí contemplamos 3 capacitaciones que engloben a todas las regiones del país. El segundo es la fase de difusión e implementación por parte de los clubes, quienes serán asistidos cada vez que lo requieran. Para finalmente proceder a la fase de ejecución del protocolo, que tendrá aplicación interna (por club) y externa (a nivel federativo). Cabe destacar que la vigencia del protocolo a nivel federativo le resta solo un trámite, por lo que a partir del cumplimiento de la formalidad que falta, el protocolo estará siempre disponible para todo quien lo requiera independientemente si no lo han adoptado como club.